Con un par de zapatos de tacón en la mano, caminas pisando charcos, bajo gélidas gotas de lluvia que no quieren parar de caer...

jueves, 7 de enero de 2010

Aquel era su taxi

Las nubes tristes de un invierno gris se anegaban de gotas saladas derramadas sobre un montón de ilusiones y un puñado de abrazos de despedida.
Con un par de tacones en mano y un paragÜas roto, ella pisó un charco de agua contaminada por un trocito de desgana y un poco de despecho.
El aguacero calaba sus huesos de un deseo irrevocable de escapar hacia la inexistencia y extraviarse en un paseo entre cientos de caricias y sueños de dulce algodón.
El frío la obligó a llamar a un taxi, y cuando por fin dio con el único que podría llevarla alla donde nada era real, se deslizó dentro de este con sutil gracilidad.
-¿Hacia donde?
-A la calle de los besos, donde hace esquina con una mirada.

La joven antes de bajar del vehículo besó la ventanilla empañada de gris aburrimiento sellando con sus labios un viaje imposible.

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